martes, 29 de marzo de 2011

Goce absoluto, goce fálico y goce femenino.

El goce absoluto, es el goce sexual. Ese padre originario, que no está sometido a la castración, es el soporte del fantasma de un goce absoluto, tan inalcanzable como el lugar del mismo padre originario.
Para el hombre, no existe más goce que el goce fálico, es decir, un goce limitado, sometido a la castración, goce fálico que constituye la identidad sexual del hombre.
Goce femenino o goce suplementario para ella, el goce del Otro, es goce distinto, y sobre todo, un goce que no tiene límites. No es exclusivo de las mujeres -hay hombres que gozan femeninamente-.

La estructura perversa y los rasgos de perversión.

La estructura perversa tiene como paradigma al sujeto fetichista, aquel que necesita de un objeto fetiche por ejemplo medias rotas, para alcanzar la satisfacción sexual. Lo que fundamentalmente caracteriza al sujeto con una estructura perversa es que él tiene una certeza sobre su goce, él sabe muy bien cómo, dónde y con quien alcanzar la satisfacción sexual.
La estructura perversa abarca también a las denominadas desviaciones de la conducta sexual, como por ejemplo, la pederastia o pedofilia, la necrofilia, la zoofilia, la gerontofilia, como también el sadismo, el masoquismo, el voyerismo, el exhibicionismo, etc., conductas estas que en la psiquiatría contemporánea se denominan parafilias.
Es decir que en el discurso psicoanalítico, la palabra «perversión» tiene dos acepciones: una de ellas hace referencia a la estructura clínica o psíquica de un sujeto, y la otra a la sexualidad humana, la cual tiene, a su vez, un carácter perverso; toda la sexualidad humana, esa que denominamos “normal”, también contiene toda una serie de comportamientos de carácter perverso; se denominan «rasgos perversos» .Con Freud la perversión como concepto alude a la alteración del supuesto objeto normal de la sexualidad -el sexo opuesto-, y la alteración de la supuesta meta normal de la sexualidad -el coito-.


La pulsión es gramática del lenguaje.

El lenguaje según lacan hay que situarlo en el orden de lo real, mientras que el sentido simbólico es lo irreal.
Para Freud no es más que en el mundo de lenguaje donde la pulsión puede tomar su función dominante.
Para  Lacan la pulsión es una trayectoria, como un circuito. En este circuito la pulsión se origina en una zona erógena, gira en torno al objeto y vuelve de regreso a la zona erógena. Las zonas erógenas son los lugares en el cuerpo donde la pulsión se hace presente. Este circuito está estructurado por las tres voces gramaticales: 1. la voz activa, que con el ejemplo de la pulsión escópica sería «ver». 2. la voz reflexiva, que alude al «verse», y 3. la voz pasiva, que indica el «ser visto». Los primeros dos tiempos, las voces activa y reflexiva, son autoeróticos, en la medida en que les falta un sujeto. Sólo en el tercer tiempo -la voz pasiva- en el que la pulsión completa su circuito, aparece, “un sujeto nuevo”. Como la pulsión es activa, Lacan describe el tercer tiempo no como «ser visto», sino como «hacerse ver».
Lacan describe a la pulsión como una trayectoria que es significante y simbólica. A esta cara significante de la pulsión se opone una cara real, que apunta directamente al goce. Lacan la ilustra con el ejemplo de la boca que se da un beso a sí misma, de tal manera que la verdadera finalidad de la pulsión es obtener la satisfacción, sin que importe para nada el objeto de la pulsión.

La percepción del cuerpo fragmentado.

El niño por su incoordinación motriz de los primeros meses, y el poco desarrollo anatómico, se compara con la imagen completa, percibe su cuerpo incompleto, fragmentado y la imagen completa y crea ante esta una posición agresiva.

El poder cautivante de la imagen y su función como umbral del mundo exterior.

La fase del espejo tiene un carácter formativo en el niño. El niño se siente cautivado por esa imagen Gestalt, esta imagen produce respuestas especialmente sexuales.
Lacan dice que esa imagen permite un paso de un estado a otro, el niño se puede ver en el exterior, creamos un imago permitiendo establecer una relación del organismo con la realidad, rompiéndose el ideal que existe al comienzo de la vida humana en la que no se distingue el “adentro” del “afuera”.

lunes, 28 de marzo de 2011

El Yo-ideal en el estadío del espejo.

El yo ideal es la imagen que ve el niño en el espejo, ya que lo ve como completo sin problemas de motricidad y él se siente como cuerpo fragmentado, se establece una «tensión agresiva» entre el niño y la imagen.
Lacan señala que esa forma primordial con la que el infante se identifica, debería designarse como yo-ideal, que le permitirán al sujeto establecer y organizar su relación con sus semejantes y la cultura.

Esa forma primordial crea el yo, desde lo imaginario. Esa imagen Gestalt le da forma al  Yo.

La identificación con la imagen en el espejo.

Identificación, la cual es definida claramente como “la transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen, cuya predestinación a este efecto de fase está suficientemente indicada por el uso, en la teoría, del término antiguo imago”. (Lacan, 1984, p. 87)
La noción de «imago» o «imagen», Los imagos son fundamentalmente imágenes de otras personas. El niño se identifica con una imagen que ve como otro, como un todo, como una Gestalt,  en contraste con la falta de coordinación del cuerpo, el cual es experimentado como «cuerpo fragmentado». Se ve más como formando parte de algo que siéndolo.

El estadío del espejo y el conocimiento paranoico de sí mismo. Lacan

En el estadío del espejo  el niño no ha desarrollado el habla y carece de coordinación motriz, pero, su sistema visual está avanzado, pudiéndose reconocer en el espejo antes de haber alcanzado el control de sus movimientos.
El niño carga de libido su propia imagen, pone a su propio ser fuera de sí en la imagen.
El conocimiento del yo es producto de ese desconocimiento de sí mismo, cuando el niño reconoce su imagen en el espejo, conoce su sí mismo, constituyendo su «yo», el cual, es un tipo ilusorio de autoconocimiento.
El conocimiento imaginario de si mismo transferido en el reconocimiento de la propia imagen, se denomina «conocimiento paranoico». El desconocimiento de sí es también la estructura del delirio paranoico.
 El niño se ve como fragmentado, porque no diferencia esa imagen de él, ve la imagen como otro, el otro del espejo. Así se instaura el desconocimiento de todo ser humano en cuanto a la verdad de su ser y su profunda alienación en la imagen que se va a dar de sí mismo.

El estadío del espejo

Se da entre los 6 y 18 meses de vida, el niño se identifica con la ayuda de su madre en el espejo. Es un primer acto de inteligencia del ser humano, que establece una relación libidinal con la imagen de su cuerpo,  denominada narcisismo.
A diferencia de los animales como el chimpancé el niño queda encantado por su imagen, porque la asume como propia, mientras que el chimpancé cree que la imagen es ilusoria y no le interesa.

lunes, 7 de marzo de 2011

Resumen ¿Qué desea una madre? ¿Qué desea un hijo?

Hay que tener en cuenta que no todos los niños que llegan a este mundo son deseados por sus padres y esto ya marca una deferencia en la relación de afectos con los mismos. Estas relaciones de afecto son lo que llamamos complejo de Edipo.
El niño debe ser todo para la madre y el niño lo que quiere es ser deseado por la madre, esto le asegura un reconocimiento y un lugar en la vida. Se da así un deseo de la madre hacia el hijo y viceversa. Pero es muy importante para la psique del niño que la madre no solo cumpla el papel de madre sino de mujer, que cumpla un papel donde también encuentre felicidad, no solo con su hijo, sino en otros campos de la vida, como trabajadora, como esposa, etc. Solo así se rompe con esa relación tan estrecha que se crea entre hijo y madre.

Resumen El complejo de Edipo y la familia

Lo que rige el psiquismo del ser humano es la elección de compañero sexual, el tener en el caso del hombre que elegir una mujer diferente a su madre y el caso de la mujer un hombre diferente a su padre.
Hay funciones para cada uno de los padres, en el caso de la madre, es la que protege y da alimento al niño y en el caso del padre, el que transmite la ley y el orden. Estas funciones de padre y madre las puede cumplir cualquier persona que las represente.
Es un complejo que se da a nivel familiar, ya que las relaciones de sentimientos que se involucran son demasiado complejas.

Resumen Complejo de Edipo

El complejo de Edipo no es un acomplejamiento ni un trastorno, se le llama complejo porque es algo de mucha complejidad, se refiere al sentimiento que tiene los hijos por sus padres, sentimientos de amor de odio.

Se le llama Edipo porque este nombre fue tomado de un escrito griego llamado “Edipo Rey” y se relaciona con algunos sentimientos que tiene los niños, en el caso del los niños, estos desean la muerte del padre para quedarse con la madre y en las niñas al contrario.

Cuando estamos adultos ya no recordamos estos hechos, pero si observamos a los niños nos daremos cuenta de ello, ejemplo, cuando dicen que se quieren casar con la madre.